En los últimos días, el mundo ha mirado con estupor y sorpresa la manida «profecía maya» sobre el fin del mundo.
Una teoría que ha trascendido más allá del «simple» cambio de era
previsto en el calendario de aquella civilización mesoamericana, debido a
la equivocada interpretación de una inscripción referente al pasado 21
de diciembre de 2012 en un panel jeroglífico encontrado al este de Nicaragua.
Este hecho, aparte de hacer noticia al planeta Tierra por
continuar girando, ha servido para volver a colocar el foco sobre todo
lo concerniente a esta enigmática cultura surgida hace 4.000 años,
cuyo legado, en contra de la creencia generalizada, sigue vivo hoy en
día. A lo largo del día de ayer, los líderes espirituales de los pueblos
descendientes han participado en actividades místicas llevadas a cabo
en centros arqueológicos y ceremoniales mayas para despedir el «13
B'aktun», o dicho de otra forma, el anterior ciclo de su calendario
extendido durante 5.125 años.
Suele atribuirse la «extinción» de los mayas a la llegada
de los españoles tras el descubrimiento de América, pero lo cierto es
que cuando comienza la conquista de las tierras donde habían
desarrollado toda una civilización solo quedaban escasos vestigios al norte de Yucatán
y unas pocas comunidades agrícolas. «Cuando ven las maravillas de
ciudades se preguntan ¿dónde están estos antiguos habitantes? Y piensan
que desaparecieron… En mi opinión es una falta de interés en reconocer a
las comunidades indígenas que son las herederas de toda esta tradición», reflexiona Daniel Juárez Cossio, encargado de la Sala Maya del Museo Nacional de Antropología de México.
Los mayas no desaparecieron por ciencia infusa, sino que
una sucesión de malas cosechas sumado a varias rebeliones internas y
guerras contra invasores provenientes de México
central, hizo que muchos grupos reducidos dejasen la zona para encontrar
nuevos refugios donde sobrevivir, motivando la dispersión del imperio
pero no su eliminación. Aquellas nuevas comunidades se repartieron por
el sudeste mexicano y varias regiones de Honduras, El Salvador, Belice y Guatemala.
Tradiciones, creencias e idiomas
En torno a 6 millones de mayas existen actualmente
repartidos entre los cinco estados citados anteriormente. Herederos de
la raza y la cultura, gran parte de ellos han conservado el estilo de
vida de sus antepasados manteniendo vivas las milenarias tradiciones y
creencias. Y a pesar de que en su momento llegaron a emplear cientos de
dialectos derivados de numerosas lenguas mayas diferentes, los actuales
descendientes aún conservan algunos de los idiomas originarios.
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