Para sustentar el argumento, en el portal web se redirecciona a un video en el que aparecen dos estudiantes de un colegio fiscal guayaquileño bailando Reggaeton. Este audiovisual hace poco generó polémica en las redes sociales. No es la primera vez que un ritmo provoca este tipo de rechazos. La historia tiene ejemplos de sobra. Subamos un momento al tren musical de los ritmos “prohibidos”.
La danza prima valía la excomunión de la Iglesia
En el siglo XVIII, a la Iglesia le parecía inadmisible que hombres y mujeres bailen la danza prima, un ritmo en el que hombres y mujeres se agarraban de las manos. Una disposición expedida por el Real y Supremo Consejo de Indias y publicada en 1786 “prohíbe con pena de excomunión (…) las danzas, contradanzas, o bailes de hombres y mujeres asidos de las manos, enlazados y unidos entre sí”. Los párrocos consideraban “diversión pecaminosa” al chuchumbé, la mazurca, la tapada y el bunde.
El tango fue el género censurado en la radios y milongas en los 1940s
Entre 1943 y 1944, durante la dictadura del general Pedro Pablo Ramírez, el tango sufrió una censura radiofónica en Argentina. Muchos de los temas, por ser considerados sexuales, vulgares e indecentes, no fueron aceptados en las radios. Además, por un decreto se procedió a cerrar muchas milongas, donde se baila este género que hoy simplemente llamamos sensual. En 1946, con el presidente Juan Domingo Perón y ante la presión de muchos artistas, se acabaron las censuras hacia el tango.
El rock and roll, el baile ‘de las sectas satánicas’
Popularizado en los cincuenta, de este ritmo se dijo que provocaba que las sectas satánicas se multiplicaran e inducía a los jóvenes a suicidarse. En esa década, el rock and roll fue prohibido temporalmente en estados anglosajones. En Irán, el rey Ruhollah Jomeini no solo lo prohibió sino que mandó a disparar a todo aquel que moviese las caderas con la soltura con que lo hacía Elvis Presley.
La lambada, el ‘Reggaeton’ de los ochenta
Durante el apogeo de este género surgido en Brasil, en lo ochenta, se dijo de la lambada lo mismo que hoy se asegura del Reggaeton: que incitaba a los jóvenes a tener relaciones sexuales. La polémica se asentó cuando en el videoclip de ‘Chorando se foi’, del grupo brasileño Kaoma aparecían dos niños ejecutando estos movimientos. Los ritmos que en un momento determinado fueron juzgados como inmorales, paulatinamente pasaron a ser no tan “malos” y luego aceptados sin condena alguna. ¿Será que el mismo futuro le espera al Reggaeton?
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