Se nota que tanto Taylor como Jack Antonoff (guitarrista de Fun y coautor del tema) han pasado mucho tiempo frente a altavoces llenos de música bailable de los 80. Así suena Sweeter than Fiction, el sencillo que el rostro bonito del pop anglosajón desarrolló para la película 'One Chance'.
Sónicamente, la puesta en escena de teclados regresa a ver a himnos de synth pop y new wave, el 'glam' y los sonidos sintetizados. Tanto es así que no cabe duda que en el momento de componer las melodías, Taylor tomó prestados detalles de Devo, Flock of Seaguls o The Human League.
Ellos utilizaban juegos mnemotécnicos para crear ganchos; por ejemplo, el silabeo cantado (como en canciones infantiles), la repetición rítmica de frases simples y la rima con más intencionalidad musical que lírica. Así, Swift retoma esa escuela y ejecuta líneas irremediablemente pegajosas.
La canción tiene tres partes: verso, coro y puente. Es interesante, musicalmente hablando, que haya un cambio de tonalidad entre verso y coro, algo cada vez menos frecuente en el mundo monotono del pop actual. Sin embargo, la canción no es una propuesta original. En cada punto del desarrollo de la música queda la sensación de que partes constitutivas de este sencillo ya se escucharon antes; es lo que en el periodismo musical se llama 'deja vu sónico'.
En cuanto a lo lírico, Swift decidió no hacer una oda literal a la historia que plantea el filme para el cual escribió la canción. Según sus propias palabras, el acercamiento de los versos trata de expresar lo que para ella significó la historia real de un tenor que consiguió reconocimiento tras participar en el reality 'Britain's Got Talent'.
Como se mencionaba antes, las rimas y el silabeo tienen pretensiones más rítmicas que poéticas y bajo ese método de escritura, hilvanar una narración coherente resulta complicado.
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