El fotógrafo y pintor Richard Prince presentó en la Feria de Arte Frieze de Nueva York la exposición Nuevos Retratos, una muestra que exhibía capturas de pantalla de fotografías publicadas por usuarios en Instagram, sin contar con el consentimiento de los verdaderos autores de esas imágenes.
Adueñándose de las instantáneas de usuarios anónimos de la red social, Prince consiguió vender casi todas las imágenes a un precio de 90.000 dólares (unos 82.600 euros) cada una. La venta de estas capturas de pantalla y su posterior alteración ha provocado, por consiguiente, un gran revuelo en las redes sociales, según informa el diario estadounidense The Washington Post.
"Los usuarios de Instagram son dueños de sus fotografías. Punto. Si alguien siente que sus derechos de autor han sido violados, pueden escribirnos y nosotros tomaremos las medidas oportunas", comentan al mismo diario fuentes de la red social.
Nuevos Retratos se exhibió por primera vez el pasado año en la Galería Gagosian de Nueva York, pero el pintor no procedió a lucrarse con la venta de las instántaneas hasta este mes de mayo, un acontecimiento que ha reabierto el debate sobre los derechos de autor en Internet. "Soy muy fan de la apropiación, pero si ganas dinero creo que es necesario compensar económicamente al artista original", comenta una usuaria en Twitter.
En el caso de Prince, el hecho de hacer capturas de pantalla a otras fotografías se remonta a los inicios de su carrera profesional, cuando comenzó a fotografiar revistas, anuncios y libros en la década de los 70; un trabajo que terminó llevándole a los tribunales.
En 2008, en concreto, el fotógrafo francés Patrick Cariou le denunció por copiar una sesión que realizó de la comunidad rastafari en Jamaica. A pesar de que al principio ganó Cariou, la corte terminó dando la razón a Prince al entender que no se trataba de plagio puesto que había "transformado" el trabajo inicial del francés.
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